DECÁLOGO

0.Cero

¿Alguna vez te has planteado el efecto que tienen las emociones en aquello que realizas? ¿Eres consciente de cuál es tu estado emocional habitual? ¿Sabes que las emociones determinan tu comportamiento? ¿No? Sí, pero te gustaría ampliar conocimientos…

Durante las siguientes semanas, iremos presentando un decálogo emocional para que seas más fácil entender cómo las emociones acaban convirtiéndose en un factor que determina nuestro deambular por la vida, es decir, nuestro éxito o fracaso, tanto personal como profesional, y los pasos que damos alejándonos o acercándonos al precipicio existencial.

 

1.Uno

  Nuestro estado de ánimo no es más que una suma de emociones.

Caminas por la calle y hace un sol fantástico. De repente te encuentras una heladería donde venden tu helado favorito. Unos minutos después mientras te estás comiendo el helado te suena el móvil. Es tu amiga Marta que te llama para decirte que has aprobado las oposiciones. ¡Increíble! Pero para rematar, media hora más tarde, llegas a casa y descubres que hoy para comer te han preparado tu plato fa

vorito…

Cada suceso, cada vivencia que experimentamos a lo largo del día, de la semana, del año, nos provoca emociones. Sabemos que todo lo que vivimos posee una carga emocional. Pero lo que probablemente no tenemos tan claro, es que si durante un periodo de tiempo concreto las emociones que sentimos son predominantemente del mismo signo (alegría, tristeza, ira, miedo, etc.), éstas configuran nuestro estado d

e ánimo, el cual si también se acaba prolongando en el tiempo, acaba por configurar nuestra personalidad.

Por esa razón acabamos convirtiéndonos en seres huraños, en la alegría de la huerta o en un mamón insoportable. Las emociones, como las gotas cuando caen de continuo sobre una piedra, van haciendo su “agujerito” que una vez horadado es complicado de “tapar”. Por tanto, puestos a elegir, prefiero ser una persona alegre.

2.Dos

La realidad se conforma en función de

cómo la percibimos.

Interpretamos la realidad a partir de nuestras experiencias personales, ideológicas, políticas, religiosas, nuestros gustos, afinidades, etc. El estado emocional determina la manera como vemos y sentimos todo aquello que nos sucede. Por consiguiente, podríamos decir que nuestro presente coge forma en función de cómo ha sido nuestro pasado. Nuestro estado emocional presente no solamente se configur

a en función de las “gafas” que usamos para observar la realidad, sino también por la manera como hemos aprendido a usarlas.

Si hemos vivido situaciones difíciles, si nuestro primer contacto, el segundo, el tercero, etc. con

determinado suceso ha sido negativo y ha provocado la aparición de la emoción del miedo, ésta no viene sólo de visita, sino que se acaba instalando en casa y acaba por colonizarnos socavando nuestra autoconfianza.

Es por esta razón que difícilmente nos seleccionaran en una entrevista de trabajo si no confiamos en nosotros mismos. Que nos sea imposible emprender un proyecto nuevo si tenemos miedo a fracasar. Que prefiramos quedarnos en casa y sentirnos “protegidos” del exterior. Y es que es cierto que el miedo nos ayuda a protegernos de un posible peligro, cuando no existe tal, lo único que provoca es inmovilidad, el no actuar y que acabemos escondidos del mundo.

La confianza en nosotros mismos es la tierra firme sobre la cual han de caminar nuestros sueños.

3.Tres

Si sé cómo me siento, sabré la razón por la que actúo de determinada manera.

Las emociones son algo más que maneras de reaccionar ante la realidad. En realidad hay tantas maneras de actuar como emociones sentimos. Y aunque a priori no hay emociones “malas”, todos sabemos lo mal que se pasa cuando no estamos emocionalmente equilibrados o cuando una emoción “decide” instalarse en nosotros intoxicándonos.

La teoría dice que las emociones son simples toques de atención, alertas, que nuestra biología nos da para avisarnos de que alguna cosa, buena o mala, está pasando, y así, de esta manera, poder estar preparados para hacer frente a posibles imprevistos que puedan acontecer. Sería como tener una alarma anti-incendios en casa, que rápidamente nos avisaría de un posible fuego haciendo sonar una sirena. Cómodo y seguro, ¿verdad?

El problema es que tanta “comodidad” y “seguridad” acaban teniendo un precio: que condicionan la manera cómo actuamos y por ende, como decidimos. Un coste relativamente bajo para todo lo que ofrecen, pero que se convierte en asfixiante cuando dejamos de ser conscientes si nuestras decisiones las tomamos nosotros o son nuestras emociones las que nos guían.

Si eres esclavo de tus reacciones emocionales, eres esclavo de tus circunstancias.

4.Cuatro

No hay ninguna emoción mala.

Todas las emociones son buenas ya que son adaptativas.

Sólo aquellas que se vuelven desadaptativas serán malas. Entendiendo «mala» como perjudicial para la adaptación de la persona a su entorno. Y lo serán con independencia de que puedan producir efectos agradables o desagradables. Es decir, los efectos que tendrán dichas emociones serán perjudiciales para la persona, en lugar de protegerla ante posibles peligros, creará una situación que le provocará un perjuicio a la persona.

Un ejemplo es hablar en público. El miedo, la ansiedad ante tener que ponerte delante de un auditorio provoca en algunas personas un bloqueo, una ansiedad, que incluso no sólo provoca que sea incapaz de realizar la conducta, sino también que la som

atice pudiéndole producir problemas de salud.

Que esto ocurra en algunas personas y en otras no, nos indica que los efectos de la e

moción, el miedo en este caso, dependen más de nuestra personalidad, cultura, historia, autoimagen, etc., que de su intensidad. Pero por qué, ¿qué daño potencial puede producir hablar en público a la persona? En realidad ninguno. Sin embargo la emoción que desencadena puede ser muy dañina para dicha persona.

5.Cinco

Identificar = Mejor gestión emocional.

Identificar y saber reconocer cómo nos sentimos es fundamental para poder realizar una mejor gestión de nuestras emociones. Debemos ser conscientes de que las emociones, los sentimientos, no se pueden eliminar a voluntad. En todo caso, si sabemos cómo nos afectan, en qué situaciones aparecen, que hace que aparezcan (si son producto de la educación recibida, de nuestra manera de interpretar la realidad, si son respuestas biológicas, conductuales, etc.) y qué efecto provocan, estaremos más cerca de poder gestionarlas y aprovecharnos de las ventajas que conllevan y no sólo sufrir las consecuencias.

Recuerda: Lo que pensamos, sea positivo (placer) o negativo (dolor) condiciona lo que sentimos. Lo que sentimos, sea positivo o negativo, condiciona lo que pensamos. Ambos, pensamientos y emociones determinan nuestra conducta.

6.Seis

Emociones = Acció = Adaptación.

Las emociones preparan al organismo para la acción con el objetivo de facilitar su adaptación al entorno. Te pueden hacer huir, atacar, permanecer inmóvil o provocarte conductas de inhibición o desvío de los ataques de los demás. Las emociones son una herramienta adaptativa.

Entonces por qué cuando he de afrontar una entrevista de trabajo me pongo nervioso? ¿Por qué entonces las emociones en vez de ayudarme, me perjudican?

La respuesta puede ser muy extensa. Pero en realidad la podemos resumir poniendo el foco en el miedo que sentimos ante situaciones nuevas o que no controlamos. A los seres humanos no nos gustan las novedades.

En la actualidad, el miedo ha dejado de ser una señal de alarma. En las ciudades no hay un león que se nos quiera comer. Pero en cambio, aquel antiguo miedo se ha transformado en uno nuevo con el objeto de ayudarnos a sobrevivir a aquellas situaciones cotidianas en las que nuestras experiencias previas no han sido del todo positivas. La falta de autoconfianza se ha convertido en el león moderno. Si no queremos ser devorados por ella, estamos obligados a tomar conciencia de cómo las emociones condicionan nuestros actos.

7.Siete

Sin el miedo no viviríamos en sociedad.

La primera que hacemos para calmar nuestro miedo es buscar a alguien. Un bebe cuando está asustado calma su miedo buscando la mirada de su madre. Esa es la razón por la que, la manera en que se nos haya enseñado a interpretar el miedo, condicionará cómo evaluaremos la realidad y le haremos frente, huiremos, nos bloquearemos o sencillamente nos inhibiremos.

Nacemos sin la mayoría de miedos que después como adultos tenemos. Un niño pequeño no tiene conciencia de peligro para sí mismo. Necesita aprender de sus padres para poder interpretar lo que es peligroso de lo que no. Será en función de la reacción que tengan los padres ante un suceso lo que producirá la emoción en el niño. Por ejemplo, un niño no tendrá miedo a los perros hasta que sus padres le enseñen a tenerlo. Si cuando el perro se acerca al niño los padres reaccionan con miedo, el niño aprenderá a tener miedo a los perros.

Heredamos de nuestros padres no sólo la educación, la cultura, las costumbres, la lengua, sino también la forma en que gestionamos nuestras emociones.

8.Ocho

Las emociones son heredadas.

Tendemos a olvidar que la primera forma que tenemos de calmar nuestro miedo es buscando a alguien. Que cuando un bebé tiene miedo lo primero que hace es buscar a su mamá o su papá, quienes solamente con su presencia o su mirada consiguen tranquilizarlo.

De la misma manera que transmitimos tranquilidad a un bebe, según como sea esa mirada, esa presencia, pero sobre todo según la emoción que la acompañe, también estaremos enseñando al recién nacido como debe reaccionar ante los acontecimientos externos.

Esa es la razón por la que heredamos de nuestros padres no sólo la educación, la cultura, las costumbres, también la forma en que gestionamos nuestras emociones.

La forma en que se nos haya enseñado a interpretar el miedo condicionará la manera como evaluaremos y haremos frente a la realidad. En general nacemos sin miedos. Un niño pequeño no tiene conciencia de peligro para él mismo. Necesita aprender de sus padres para interpretar lo que es peligroso de lo que no.

Por ejemplo, un niño no tendrá miedo a los perros hasta que sus padres le enseñen a tenerlo. Si cuando el perro se acerca al niño los padres reaccionan con miedo, el niño aprenderá a tener miedo a los perros.

9.Nueve

A más rutinas, peor gestión emocional.

Tendemos a repetir aquellas conductas que una vez tuvieron éxito a pesar de nunca más lo vuelvan a tener. Creemos que si una vez funcionó, funcionará siempre.

Del mismo modo, tendemos a evitar aquellas conductas que una vez fracasaron o que nos provocan una sensación desagradable. Tenemos miedo de volver a fracasar.

Si por ejemplo la primera decisión que tomamos al empezar a trabajar fue resulta una mala idea, y nos cuesta el puesto. Si en un segundo trabajo nos volvemos a equivocar, y nos vuelven a despedir, entonces, sólo una persona muy segura de sí misma (sin miedos con una gran autoconfianza) o un inconsciente, volverá a tomar iniciativas propias. Lo cual, irremediablemente nos conduce a la indefensión aprendida: como no queremos volver a fracasar, preferimos no actuar.

Cada vez que te equivoques, recuerda lo siguiente: si la curiosidad mató al gato, la falta de curiosidad matará al ser humano, o sea a ti.

10.Diez

Las emociones son altamente contagiosas.

Y si hay una que lo es especialmente, esa es el miedo…

Imagina que estás en el metro en hora punta. Hay tanta gente que no puedes casi moverte. De repente alguien comenta que huele a humo. Cruzas miradas con las personas que tienes al lado y todo el mundo parece preocupado. Poco a poco, notas como tu corazón comienza a acelerarse. Observas caras de angustia a tu alrededor. Una señora no para de decir que le cuesta respirar. Algunos pasajeros empiezan a empujar para acercarse a las puertas del vagón. El nerviosismo crece. Hace mucho calor y una niña pequeña comienza a llorar. De pronto sientes que el metro empieza a perder velocidad. Miras por una de las ventanas y ves el reflejo de las luces de la estación. El convoy empieza a detenerse. El olor a quemado cada vez es más fuerte. Los segundos se alargan hasta que finalmente el metro se detiene y lentamente se abren las puertas.

¿Qué crees que harán la mayoría de las personas que viajan contigo?

Y tú, probablemente, ¿cuál piensas que será tu reacción?

Deja un comentario