Archivo de la etiqueta: Tenhouten

The Emotions

02.Parrott, W G - The EmotionsLa principal razón por la que cuesta tanto tener una teoría unificada de las emociones posiblemente es debida a que los diferentes expertos no se ponen de acuerdo a la hora de definir un criterio común a partir del cual realizar una única clasificación. Por ese motivo, podemos encontrar autores que hablan de 3, 4, 5 y hasta 27 emociones “básicas”. Pero, ¿qué se entiende por emociones básicas? Pues cada autor lo establece en función de su criterio. Emociones que no estén conformadas por la mezcla de otras, que posean un gesto característico, una intensidad o valencia específica, una conducta de afrontamiento concreta, tengan una determinada relación con los instintos o un factor adaptativo específico, por citar así a bote pronto algunas de los innumerables factores a partir de los cuales establecer en número de emociones básicas. Sigue leyendo

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Confusión

40.Confusion.pngLa confusión acontece cuando nuestras expectativas no se cumplen. Cuando estamos convencidos de que determinado evento va a tener lugar y sin embargo no sucede. Como ir tranquilamente caminando y de pronto al poner el pie en el suelo que este desapareciese. La confusión sería similar a la caída que experimentaríamos.

Tenhouten explica la emoción de la confusión a partir de la suma de anticipación y sorpresa. La anticipación quedaría explicada en relación a nuestras expectativas. Realizamos una previsión del mundo que nos rodea en base a nuestras experiencias previas, aspectos culturales, estructura cognitiva, etc., y a partir de ésta establecemos un patrón de conductas con el objetivo de responder adecuadamente a cada situación.

La sorpresa sobreviene cuando nuestras expectativas no acaban cumpliéndose y nos encontramos que no tenemos una respuesta que dar, siendo la función de la confusión que nos detengamos nuevamente a examinar el entorno en el que nos movemos para poder establecer una nueva composición que reformule y ponga al día nuestras expectativas previas. Por tanto su objetivo es ayudarnos automatizar nuestras respuestas a partir de establecer casuísticas concretas, facilitando así la manera que tenemos de relacionarnos con lo que nos rodea.

La importancia de la confusión es a la vez su disfunción. Cierto que al establecer patrones, regularidades, nos es más fácil enfrentarnos a los distintos escenarios y prestar atención sólo a aquello que por el motivo que sea cambie. Pero al mismo tiempo nos hace caer en la suposición de que siempre serán las cosas como nosotros creemos. Que no habrá cambios y que en consecuencia podremos seguir despreocupándonos continuamente de todo aquello que damos por establecido, por seguro. La suposición nos deja indefensos ante acontecimientos novedosos o inesperados, convirtiendo así a la confusión en un factor de riesgo en relación a nuestra propia seguridad.

La confusión nos detiene. Echa el freno a nuestros pensamientos, bloqueados a no poder echar mano de la respuesta previamente establecida y generalmente utilizada. La confusión, como ocurre con la emoción primaria que la compone, la sorpresa, es un preámbulo al miedo. Será por tanto su duración un primer factor de disfuncionalidad. Si la confusión acaba instalándose en nosotros nos incapacita al minar la confianza que tendremos en poder salir airosos del escenario novedoso. Y con ella, también acaba cayendo nuestra autoestima, es decir, nuestra capacidad de anticipar de manera exitosa las distintas situaciones. El segundo factor no será otro que la repetición. Todos tenemos durante nuestra existencia momentos de confusión. Son necesarios para ayudarnos a avanzar. Pero si nos instalamos en un caos, en la confusión continua, entonces aparece de manera extremadamente intensa la perplejidad, el desasosiego, la turbación del ánimo, y tras ellas la patología. La disminución de la capacidad consciente que implica la confusión se acaba haciendo tan extrema que perdemos cualquier viso de automatismo y la capacidad de podernos dirigir, de poder controlar, nuestro yo. Quizás por ello es a las personas excesivamente dogmáticas a las que más les puede afectar. No tener la capacidad de apertura de mente, estar abierto a posibles cambios, es con toda seguridad el primer y último paso hacia la posibilidad de poder superar las dificultades que se nos presenten en nuestro complicado y  cada vez más cambiante día a día.

 

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Ansiedad

38.Ansiedad.pngLa ansiedad, a diferencia del miedo, consiste en una respuesta ante una amenaza no presente o imaginaria de nuestro entorno. Anticipamos el peligro antes de que éste tenga lugar, sufriendo por tanto sus consecuencias sin que en realidad haya una causa real para ello, lo cual acaba comportando una mayor dificultad para poder hacerle frente. Si no nos podemos enfrentar a aquello que nos amenaza, resulta imposible poder luchar o huir de ello. Sigue leyendo

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Pesimismo

36.PesimismoLa predisposición a interpretar el futuro siempre del modo más desfavorable posible representa un preámbulo a la depresión. Tanto Tenhouten como Plutchik coinciden en que la emoción del pesimismo se compone de anticipación y de tristeza. La anticipación de aquello que está por venir cargada de desconfianza tanto en las propias posibilidades como en poder recibir ayuda externa. El mundo está contra mí y me lo demuestra a cada instante que pasa. Convencimiento que ayuda a que la tristeza se instale en el alma de la persona pesimista, completando un círculo vicioso que teñirá la realidad de un intenso gris, como una niebla pegajosa y densa que se engancha a uno impidiéndole cualquier posibilidad de progresar hacia la luz, haciéndose a cada fracaso, más y más espesa. Sigue leyendo

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Cinismo

34.CinismoEl cinismo es una emoción social, que por estar tan altamente contaminada en cuanto al significado del término cínico, acaba resultando complicado de describir. Cuando hablamos de cinismo, rápidamente pensamos en una persona hipócrita, mentirosa, que es capaz si le interesa de decir blanco cuando en realidad la cosa es negro. El problema es que si seguimos por este camino, dejaremos de considerar el estado emocional y simplemente nos quedaremos con lo cotidiano. Es decir con lo que ya sabemos y que no nos sirve. Sigue leyendo

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Indignación

32.IndignacioinSi buscamos en el diccionario de la RAE, el significado de “indignación”, encontraremos lo siguiente: “Enojo, ira o enfado vehemente contra una persona o contra sus actos”. Sin embargo, la indignación, aunque en muchas ocasiones pude acabar desembocando en ira y del hecho de que más o menos habitualmente solemos utilizar ambos términos indistintamente, no es equivalente a la ira, sino que como bien dicen Tenhouten y Plutchik, es una emoción, aunque cercana, bastante diferente a la de la ira. Baste indicar las emociones que según ambos autores la componen: ira y sorpresa. De la ira, poco más añadiremos. Sigue leyendo

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Quedarse Helado

30.QuedarseHeladoEmpezaré diciendo que no debemos confundirla con la sorpresa, el asombro, etc., que a pesar de compartir que la conducta resultante suela ser la inmovilidad y el bloqueo, nada tiene que ver ya que como bien nos dice Tenhouten, son la suma de ira y miedo las que conforman la emoción, imposibilitando así el poderla confundir con la típica inmovilidad que suele provocar la sorpresa. Siendo en este caso la unión de dos emociones primarias tan importantes como la ira y el miedo, lo que acaba produciendo una especie de cortocircuito en la persona, bloqueada al verse obligada a tener que elegir entre dos conductas antagónicas como lo son luchar o huir. Y de igual manera que cuando dos fuerzas iguales tiran de ambos lados de una cuerda, también aquí la resultante es la inmovilidad, el bloqueo de la persona, que acabe quedándose quieta, incapaz de reaccionar ante el peligro que la acecha. Sigue leyendo

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Agresividad

26.Agresividad.pngLa agresividad es una emoción por un lado y por otro una actitud que compartimos con el resto de los animales. Tendemos a quedarnos con una de las dos principales acepciones de nuestro diccionario de la lengua: aquella que habla de la agresividad como un sentimiento de odio, de deseo de dañar al otro. Es decir, agresividad casi como sinónimo a violencia. Según este significado, una persona agresiva es aquella que agrede, que ataca y violenta ya sea con objeto de preservar y mantener lo suyo, que pugna por conseguir aquello que los otros tienen y desea, o que desea alcanzar una determinada posición dentro de la jerarquía social en la que se encuentra, a sabiendas de la importancia que ser agresivo puede tener de cara a la supervivencia. Sigue leyendo

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Hosquedad

23.Hosquedad.pngEstoy convencido de que todos hemos tenido el “placer” de topar en nuestro interactuar con alguna que otra persona hosca. Incluso es posible que tú que leas esta entrada practiques la hosquedad. Lo que quizás no sepas es que existe el color, yo he de reconocer que antes de consultar el diccionario de la RAE, no lo sabía. De todas maneras, estoy convencido de que si alguien nos pregunta cómo es el color hosco, la gran mayoría de nosotros rápidamente lo visualizaríamos e incluso seríamos capaces de describirlo. La hosquedad incorpora una buena dosis de oscuridad. Sigue leyendo

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Deleite

20.DeleiteSi buscamos en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española el significado de deleite encontramos dos acepciones: la primera placer del ánimo, y la segunda placer sensual. A primera vista podríamos considerar ambas como muy próximas. Yo no lo veo del todo así. Para mí la primera sería más holística ya que contendría la segunda. De todas maneras encuentro correcta la diferenciación ya que nos permite tomar conciencia de la cercanía de la emoción del deleite con todo aquello referido a las artes (visuales, auditivas, gustativas y en general a cualquier sensación de placer o de goce producto de nuestros sentidos). Sigue leyendo

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