Existen diferentes aspectos que definen la época que nos ha tocado vivir. Las distintas generaciones surgidas del siglo XXI coinciden en haberse instalado en la queja por defecto. A diferencia de generaciones de siglos anteriores donde al menos se producía una revuelta cada “x” años, nosotros llevamos casi un cuarto de siglo y todavía no hemos perpetrado ninguna revolución remarcable. Lo que podríamos resumir en algo así como iniciativa cero, pero en cambio, nos hemos vuelto expertos en la queja sin tregua.