El tiempo, ese compañero silencioso que ha estado a nuestro lado desde el principio y que lo estará hasta el final. El único fiel. Lealtad despiadada que nunca descansa, que siempre continúa avanzando impertérrito, sordo a nuestros llamados para que en ocasiones se detenga o pase presto. Ese, que de tanto permanecer junto a nosotros creemos conocerlo hasta que de repente alguien nos pregunta sobre él. Es entonces cuando descubrimos que lo poco que sabíamos no era cierto, que esos atributos suyos que tanto nos interesan, el pasado y el futuro, en realidad no lo adornan y que somos nosotros los que vamos pasando y no él.
Seguramente, la primera idea que se nos viene a la cabeza cuando pensamos sobre el tiempo es la imagen de un reloj. Da igual del tipo que sea, cada uno según la época en la que le ha tocado vivir o sus preferencias, imaginará un reloj de sol, uno de arena, cuadrado, digital, redondo, de cuco o allá arriba en la torre de la plaza mayor, pero todos creemos a pies juntillas que esto siempre ha sido así. Sigue leyendo →