Archivo de la etiqueta: aceptación

Creando personajes…

Somos y nos convertimos en aquello que conformamos nosotros mismos mediante la creación de nuestro propio personaje. Desde el primer momento en que nuestra conciencia de yo surge, en el preciso instante en que nos damos cuenta de nuestra singularidad, comienza la construcción de nuestro personaje, la cual se llevará a cabo sin descanso en tanto nuestra conciencia continúe funcionando correctamente. Para hacerlo, nuestro cerebro suele nutrirse tanto de la información interna como de la que nuestro entorno más próximo le proporciona. Sabemos que nuestro personaje empieza a tomar las riendas de nuestro destino, cuando esa voz en “off” que todos conocemos tan bien…, la misma que está continuamente relatándonos lo que hacemos, empieza a decirnos continuamente lo que debemos o no hacer.

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Automatismos…

Que determinados automatismos, rutinas, son para la mayoría de nosotros una bendición, no tengo dudas. Como tampoco que en ocasiones acaban siendo un pequeño gran “dolor de muelas”, a partir de cierta edad o en determinadas formas de ser, tampoco. Un ejemplo de ello es todas esas “perdidas” que, de tanto en tanto, a muchos de nosotros nos sobrevienen. Y pongo entrecomillado el verbo perder porque, en realidad, más que de pérdida, debería hablar de olvido. Esta semana, por ejemplo, estaba en el gimnasio y, de pronto, escucho como uno de los usuarios habituales, de esos que uno, de tanto coincidir día tras día, ha terminado por establecer ciertos vínculos de familiaridad, exclama un “¡así que estabais aquí!” mientras me muestra con alborozo un manojo de llaves. “Llevaba varios días buscándolas”, me dice con alegría. “Sabía que no las había podido perder, pero no dónde las había puesto”.

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La Rueda de la Fortuna

Si buscamos el significado de la rueda de la fortuna según la filosofía antigua, ésta simboliza lo caprichoso que puede ser el destino. Lo que hoy está arriba, mañana está abajo y viceversa. En realidad, la rueda de la fortuna no es más que la incertidumbre que nos acompaña a lo largo de la vida. Nos empeñamos en creer, en autoconvencernos de que las cosas son de una determinada manera y que seguirán siéndolo más o menos así. Que no cambiarán.

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Llevarse las manos a la cabeza

Llevarse las manos a la cabeza es un gesto universal. Desmond Morris catalogó este gesto como una de las 12 expresiones más comunes para reaccionar al fracaso. Es la respuesta a un suceso, generalmente inesperado. Nos llevamos las manos a la cabeza cuando sucede algo que nos sorprende, cuando entendemos que lo sucedido no debía haber acabado de esa manera, cuando algo muy negativo acontece. Es un gesto de incredulidad, incluso de escándalo por algo que ha ocurrido y creemos está fuera de lugar, incluso una manera de autoconsolarnos por el error cometido o la oportunidad perdida.

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Amor Fati

El amor fati es una forma de amor, en concreto aquella que sentimos hacia el destino, hacia lo que nos depara la vida, sea esto bueno o malo. En cierto modo, el amor fati es una forma de aceptación positiva hacia aquello que nos sucede y sobre lo que no poseemos capacidad de control alguna. Es un decirnos a nosotros mismos: “¿de qué sirve enfadarse o preocuparse por aquello que acontecerá, si realmente no podemos hacer nada al respecto?

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Aceptación

La emoción de la aceptación es para mí algo así como el Santo Grial: siempre que la encuentro, instantáneamente, todo vuele a recuperar la homeostasis perdida. El problema es que no resulta fácil conseguirlo. No siempre sabemos asumir que las cosas son como son y no como deseamos que sean. Y es aquí donde los distintos tipos de frustración consiguen hacernos perder el equilibrio y que las cosas comiencen a complicarse.
Sabemos que no existe una única realidad. En consecuencia, esa que pensamos que es, que hemos hecho nuestra, en realidad no es una más de entre el infinito abanico de posibilidades (tantas como personas existen). La realidad en el fondo es una mentira. No existe una realidad tal. Existen tan solo nuestras vivencias, las cuales necesitamos como estamos de darles sentido, acabamos por conformarlas en significado y, en consecuencia, las convertimos en realidad.

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Matices

19.Matices.pngEl lenguaje está lleno de pequeños matices que no siempre somos capaces de captar. Unas veces por falta de atención (ocupados en intentar ver el sol, somos incapaces de discernir el color del cielo), otras por desconocimiento (si no sabemos que algo existe nos resulta imposible poderlo ver), lo cierto es que en muchas ocasiones determinados significados pasan a través de nosotros sin que seamos capaces de retenerlos. Y solamente la casualidad o el leve aleteo de una mariposa en la otra parte del planeta, permite que de repente, sin estar previsto, cambiemos el punto de vista, el foco con el que siempre iluminamos aquello que nuestros ojos contemplan, y consigamos veamos lo que hasta ese preciso instante nos resultaba invisible por completo. Sigue leyendo

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Adoración

11.Adoracion.pngEsquivar las connotaciones religiosas del sentimiento de adoración no es tarea baladí. Basta con tomar la definición del RAE para encontrarnos el primer escollo: “Reverenciar o rendir culto a un ser que se considera de naturaleza divina”. De hecho, el término nace desde el ámbito religioso y ha sido más tarde cuando se ha trasladado a otras esferas más cotidianas.

Cuando adoramos a algo o a alguien dejamos de ser objetivos para convertirnos en un adepto. Adorar nos hace incapaces de ver tacha alguna en el objeto adorado. El sentimiento de confianza es absoluto. Nos ponemos a su disposición, lo admiramos profundamente, nos comprometemos y por consiguiente nos volvemos ciegos a nada que pueda enturbiar nuestro amor hacia él. Sigue leyendo

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Admiración

44.AdmiracionAunque existen estudios que enmarcan la emoción de la admiración como una emoción con campo semántico propio, y por tanto podría considerarse como primaria, yo la veo compuesta de otras emociones como por ejemplo la sorpresa. La admiración necesita de la sorpresa para centrar nuestra atención en aquello diferencial, aquello fuera de lo común que nos atrae. Sin embargo la admiración es algo más que sorpresa. No basta con atraernos hacia lo nuevo, sino que es necesario también que seamos capaces de aceptar la belleza que posee dicha novedad. Sigue leyendo

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Uniformidad

35.UniformidadLa necesidad de pertenencia a un grupo es uno de los aspectos principales que nos caracterizan como animales sociales. A diferencia del resto de animales, nuestra piel no es capaz de protegernos de las diferentes inclemencias del tiempo, por lo que nos vemos obligados a ponernos “otras pieles”. Y por el simple hecho de tener la posibilidad de “cambiar de piel”, tenemos el privilegio de poder diferenciarnos de los demás, de dejar constancia de nuestra individualidad. Sin embargo la moda y la sociedad pugnan para que se dé todo lo contrario. A diferencia de lo que a primera vista podría parecer, por lo visto resulta más sencillo controlarnos si vestimos igual que si lo hacemos de manera muy diferenciada. Sigue leyendo

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