Archivo de la etiqueta: cambio

¿Control emocional?

Si sueles leer este blog, habrás observado que no me gusta demasiado utilizar los términos “control” y “emocional” en la misma frase. Creo que hablar de control emocional es como hacerse trampas al solitario. No podemos controlar aquello que no está en nuestra mano poder hacerlo, y las emociones son algo que nos sobrepasa a nivel cognitivo: por mucho que nos empeñemos en intentar no sentir de una determinada manera, resulta más que difícil poder lograrlo. Generalmente, y a pesar de la dificultad que ello implica, prefiero hablar de “gestión de las emociones”. Ser conscientes del estado emocional en que nos encontramos ayuda, al menos, a saber (a tener una pista) de los motivos por los cuales tomamos determinadas decisiones o reaccionamos de una manera concreta. Lo cual no quita que seamos  capaces siempre de cambiar una reacción emocional. El miedo, la tristeza o la ira (por citar las más conocidas) únicamente se evitan cambiando el foco de atención, lo cual, como todos sabemos, no siempre es posible llevarlo a cabo. Basta con intentar no pensar en algo para que lo único que hagamos sea pensar en ello.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , ,

Vulnerabilidad y nostalgia

Todas las épocas parecen sencillas de gestionar cuando las miras desde la siguiente. Sin embargo, los problemas que tenemos de pequeños son igual de inmensos que los que tenemos de mayores. La diferencia reside en la presencia de nuestros padres (los cuales se encargan de contagiarte de sus miedos y, al mismo tiempo, hacerte saber que están ahí por si los necesitas). Porque todo tiene solución si están a nuestro lado. Tener a donde acudir cuando lo necesitamos. Desgraciadamente, esto es lo primero que cambia cuando nos hacemos mayores. El primer paso es pasar de necesitarlos a huir de ellos cuando somos adolescentes. Necesitamos demostrar y demostrarnos que somos capaces. Aunque acabemos estrellados, necesitamos saber que el aprendizaje siempre tiene un coste… Más adelante, afortunadamente, las cosas cambian. Recuperamos a nuestros padres, aunque, en general, acudimos menos en busca de su ayuda. Basta con saber que están. Y poco a poco nos damos cuenta de que empezamos a tener problemas que solamente los podemos solucionar por nosotros mismos (y en ocasiones, ni tan siquiera así). Es entonces cuando empezamos a sentir nostalgia de la infancia pasada, cuando la vida en aquellos días te empieza a parecer sencilla. Teníamos a mamá y a papá atentos a sacarnos del problema. Si enfermabas, ellos estaban allí, si tenías cualquier otro problema, ellos estaban allí. Que fácil era entonces todo, ¿verdad?

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , ,

Asco Social

Casi todos los expertos parecen coincidir en que el asco es una emoción que surge como respuesta defensiva a todos aquellos patógenos que puedan poner en riesgo nuestra integridad o supervivencia. Es la manera que tenemos de poner distancia, de evitar entrar en contacto con contaminantes o venenos, comer o beber alimentos en mal estado, respirar aire contaminado, etc. Todos establecemos una “realidad” cuyas reglas debemos seguir no sólo nosotros, también todo aquello que nos rodea. Necesitamos que se garantice que cualquier cambio no representará un peligro o amenaza. Nuestro cerebro está configurado para establecer regularidades, fórmulas de homeostasis, que nos digan que estamos seguros, que todo continúa yendo bien.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , , ,

Miedo a las emociones

¿Por qué tenemos tanto miedo a sentir? Existen múltiples respuestas a esta pregunta. Una de ellas, probablemente la más generalizada, no es otra que la aplicación del famoso dicho “virgencita, virgencita, que me quede como estoy”. Es decir, preferir no sentir, a favorecer, aunque solamente sea en una pequeña posibilidad, el sufrimiento. La razón, me da la sensación (en realidad estoy plenamente convencido), es que tantas comodidades, tantos “lujos” (que sin embargo hemos convertido en normalidad y, por tanto, hemos acabado considerándolos “que nos son dados por defecto”, simplemente por haberlos tenido desde siempre), no es que nos hayan hecho blandos, es que nos ha quitado muchas de las opciones de poder ser resilientes. Hemos olvidado que para crecer es necesario experimentar y que, por mucho que parezca una cuestión de probabilidades, al final, el resultado siempre acaba siendo positivo: es decir, crecemos y, en consecuencia, mejoramos nuestra adaptabilidad. Y por eso quizás andamos eternamente anclados en la queja. Todo nos parece poco. Todo nos parece que tarda mucho. Todo, lo queremos todo, aunque no lo necesitemos. Hemos hecho que el mundo deba girar a nuestro alrededor sin que nos importe dicho mundo y lo que lo compone. Lo único importante es mi placer, el resto es prescindible, un simple medio para alcanzar el fin.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , , ,

¿Carpe diem?

Estaba el otro día viendo la típica película dónde dos de los personajes tenían tanto miedo de exponer su amor (a pesar de ser evidente para todo el mundo), que preferían sentir el dolor del deseo no consumado, al que una realidad de desamor podría producirles. Nos enseñan de manera tan meticulosamente a no exponer nuestro yo, a estar continuamente protegiéndonos, que al final, todas esas corazas con las que nos vestimos para hacer frente el temido temporal, son las que terminan por hacer mella en nosotros. Tenemos tanto miedo a que nos hagan daño, que preferimos perder hasta la autoestima para impedirlo. ¿Qué, si no, acaba comportando silenciar, esconder, los propios sentimientos? Porque escondernos sólo lleva a autoconvecernos de no ser válidos. “¿Cómo me va a amar si no valgo ni una cuarta parte de lo que su amor merecería?”, nos repetimos una y otra vez muchos de nosotros. Ahondando en una herida que, de vieja, ya hace tiempo dejó de supurar. Y, de este modo, lenta pero concienzudamente, vamos erosionando la poca confianza en nosotros mismos que nos queda, haciendo finalmente realidad la profecía, a pesar de que, de no ser por nuestro empeño en hacer que ocurra, jamás habría tenido lugar.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , ,

Cambio de ciclo

Con el tiempo, según vamos haciéndonos mayores, un acontecimiento que nos recuerda con nostalgia los momentos pasados es la muerte de personas famosas que, en un momento concreto, significaron alguna cosa para nosotros. Un día abres un diario, oyes en la radio o te enteras por televisión de que determinado actor, deportista, escritora, músico, …, ha fallecido y, entonces, una tristeza diferente, especial, nos envuelve. Seguramente por estar referida más a las situaciones que dichas personas nos recuerdan de nuestra existencia, que, al su propio fallecimiento en sí, al no ser en realidad personas verdaderamente allegadas por mucho cariño que les profesemos. Y no es que su muerte no tenga importancia. La tiene y mucha. Entre otras razones porque ésta implica, queramos o no, tomar conciencia de que aquellos momentos ya nunca más podrán ser recuperados. Y no es que eso en sí sea una sorpresa. Sabemos (aunque nos esforcemos en intentar olvidarlo) que todo instante vivido solamente permanece en nuestro recuerdo (más o menos inalterado en función del número de veces que lo revivamos). Que lo pasado resulta imposible volverlo a recuperar. Sin embargo, es la pérdida de todas esas personas, en realidad desconocidas, y que sin embargo tuvieron su influencia en nosotros, lo que nos lleva a apercibirnos de que, lenta pero inexorablemente, de repente, un cambio de ciclo, en este caso generacional, tiene lugar, y aquella realidad en la que participamos “oficialmente” deja por siempre de ser.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , ,

Vértice maldito

Hoy me he despertado con una sensación extraña. Quizás, quiero pensar, debido los tiempos que nos están tocando vivir, que me están tocando vivir, momentos donde los cimientos de lo social y lo personal empiezan a indicar claramente que toda una época termina. Y aunque tengo muy asumido que detrás de un final siempre viene un nuevo principio (con independencia de lo aquello que el futuro nos ofrece logre compensar lo que el pasado se lleva con él), que es ley de vida que las cosas se acaben, no he logrado evitar que cierto poso de nostalgia, de esa que deja mal regusto cuando se presenta, se haya apoderado de mí impidiéndome volver a conciliar el sueño a pesar de faltar tanto para que el sol volviese a iluminarlo todo. Un único pensamiento en forma de pregunta ha sido el que ha terminado desvelándome.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , ,

Planificando

13.Planificacion.pngEs condición del ser humano planificar su existencia. Continuamente nos relatamos a nosotros mismos lo que haremos en un futuro más o menos próximo. “De aquí un rato, esta noche, mañana, en dos días, la semana que viene, el próximo año, etc.”. Estamos plenamente convencidos de que nuestros planes tendrán lugar. Que el futuro acontecerá sin cambios, sin posibles imprevistos que cambien nuestro contar, las previsiones que como buenos tejedores vamos enhebrando, punto a punto. Sin embargo el futuro no siempre se puede planificar. Ninguno de nosotros sabe a ciencia cierta lo que sucederá en unos segundos. Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , , ,

Creencias

41.Creencias.pngTodos creemos que nuestras creencias son las únicas que están basadas en certezas. ¿Cómo podría equivocarse nuestro cuerpo? ¿Cómo algo que sentimos que es de determinada manera podría ser de otra? Nuestro mundo, todo lo que conforma nuestros cimientos a partir de los cuales nos construimos a nosotros mismos, se basa en nuestras creencias. Sin ellas solamente habría el vacío y en consecuencia permaneceríamos perpetuamente en caída libre.

Las creencias son las responsables de hacer posible que podamos entender, o quizás sería mejor decir, dar significado, a lo que nos acontece. Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , ,

El gato zurdo

36.GatoZurdoEstaba la otra tarde esperando a un amigo a que bajase para tomar unas cervezas, cuando en un pequeño descampado, frente a la puerta de su casa vi un gato jugueteando con lo que parecía un trozo de plástico. Hasta aquí, nada fuera de lo normal, ¿verdad?, sin embargo, lo que sí llamó mi atención fue que utilizase para ello exclusivamente su pata delantera izquierda. De repente, como si un fogonazo hubiese apagado cualquier otro pensamiento, se instaló en mí la necesidad de saber si había o no gatos zurdos. He de reconocer que era algo que hasta ese momento nunca me había planteado. No sé si por falta de curiosidad, o simplemente por dar por hecho que la lateralidad sólo era cosa de los humanos, pero lo cierto es que hasta ese preciso instante nunca pensé que pudiesen haber gatos zurdos. Bueno, en realidad, entonces, lo único en que pensé fue que en cuanto llegase a casa iría directamente a comprobar si realmente se trataba de una casualidad, o efectivamente, existían los gatos zurdos… Sigue leyendo

Etiquetado , , , , ,