Archivo de la etiqueta: conducta

Shambhala

Últimamente, hable con quién hable, el que más o el que menos, acaba refiriéndose a lo dificultoso que resulta mantener la atención y no acabar saltando descontroladamente de un estímulo a otro. Vivimos en un momento donde se han juntado el hambre con las ganas de comer. La mayoría de nosotros provenimos de un mundo donde estar atento resultaba fundamental para no perder oportunidades. Hemos sido educados, y hemos educado, en la importancia de estar atentos. Hasta aquí correcto. El problema subyace cuando la cantidad de estímulos existentes sobrepasa por mucho las posibilidades de cada uno de nosotros, por lo que acabamos tan desbordados como si intentásemos atrapar el aire con las manos. Por mucho empeño que pongamos, el resultado final no es sino acabar frustrados.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , ,

¿Control emocional?

Si sueles leer este blog, habrás observado que no me gusta demasiado utilizar los términos “control” y “emocional” en la misma frase. Creo que hablar de control emocional es como hacerse trampas al solitario. No podemos controlar aquello que no está en nuestra mano poder hacerlo, y las emociones son algo que nos sobrepasa a nivel cognitivo: por mucho que nos empeñemos en intentar no sentir de una determinada manera, resulta más que difícil poder lograrlo. Generalmente, y a pesar de la dificultad que ello implica, prefiero hablar de “gestión de las emociones”. Ser conscientes del estado emocional en que nos encontramos ayuda, al menos, a saber (a tener una pista) de los motivos por los cuales tomamos determinadas decisiones o reaccionamos de una manera concreta. Lo cual no quita que seamos  capaces siempre de cambiar una reacción emocional. El miedo, la tristeza o la ira (por citar las más conocidas) únicamente se evitan cambiando el foco de atención, lo cual, como todos sabemos, no siempre es posible llevarlo a cabo. Basta con intentar no pensar en algo para que lo único que hagamos sea pensar en ello.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , ,

¿Es posible cambiar un automatismo emocional?

La respuesta a esta pregunta, por increíble que pueda parecer es un rotundo “sí”. El problema no está en conseguir el cambio sino en lograrlo con más o menos rapidez.

Se suele creer que la reacción primera en forma de conducta que subyace a una emoción suele ser inconsciente, o lo que es lo mismo, imposible de controlar. Posiblemente dicha creencia posee bastante certeza. Las emociones provocan reacciones inconscientes, automatizadas, con objeto de garantizar una rápida respuesta ante una situación presumiblemente “peligrosa”. No hay tiempo para reaccionar. Nuestra vida depende de la velocidad con la que respondamos ante un determinado peligro. En consecuencia, controlar determinadas conductas puede resultarnos completamente imposible. Pero, ¿realmente no está en nuestra mano detener una determinada reacción? Evidentemente no.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , ,

Incertidumbre como valor

Tendemos a dividir a las personas, desde el punto de vista de encarar una situación, en optimistas y pesimistas. Entre los que encaran las dificultades posicionándose en el lado ventajoso de la situación (por muy complicada que ésta pueda ser), y los que lo hacen pensando siempre en lo peor, decidiendo incluso que no hay nada que se pueda hacer para que todo no acabe saliendo mal. Sin embargo, pocas son las ocasiones en las que establecemos otro tipo de dicotomía: la de la incertidumbre versus el control, es decir, entre los que necesitan perentoriamente tener la sensación de que controlan lo que sucede a su alrededor, y aquellos otros que les importa un pepino poseer dicho control, y que, de hecho, se sienten más que cómodas, a sus anchas, habiendo de gestionar lo que les sucede con independencia de haber tenido o no la opción de planificar con anterioridad sus conductas.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , ,

Arquetipos e inconsciente colectivo

Un arquetipo vendría a ser algo así como una estructura funcional automatizada (y que nos viene dada de serie) que con su presencia determina cómo será la conducta de un ser humano (individual o en sociedad) estableciendo así una serie automatismos que se repiten con independencia del momento temporal y la cultura. Si pensamos en cómo funcionan las emociones, rápidamente nos damos cuenta de que existe una profunda conexión entre ambos conceptos. Ekman nos enseñó como determinadas emociones se repiten ante determinadas experiencias con independencia de la cultura dónde se den. Todos somos capaces de “interpretar” cuando alguien sonríe, llora, siente asco o está enfadado. Las emociones y los arquetipos, por tanto, comparten su carácter universal con el objeto de conformar eso que Jung denominó “inconsciente colectivo” y que, simplificándolo mucho, no es más que el “software”, el alma, la psique (podemos llamarlo de tantas maneras…) que nos define como seres humanos diferenciándonos del resto de seres vivos.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , ,

Emociones morales

Podemos definir las emociones morales como el resultado, medido en cuanto a bienestar o malestar, que sentimos tras “juzgar” las repercusiones que tiene una conducta (propia o ajena) tanto en nosotros como en los demás, en función de unos determinados preceptos marcados por las normas de la cultura y la sociedad a la que pertenecemos. Aceptar lo anterior supone asumir, por tanto, que será mediante las emociones como seremos capaces de interiorizar (hacerlas “de nuestra carne”) las normas culturales y sociales, o lo que es lo mismo “la somatización de la ética”. Lo cual, convierte a la cultura en el elemento principal que determinará cuáles serán nuestros sentimientos en relación a una determinada conducta, siendo, en consecuencia, las emociones morales las responsables de marcar los límites éticos de una persona (y, por supuesto, de la sociedad en la que vive).

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , , ,

Emociones proyectadas

El otro día cayó en mis manos un artículo de filosofía de las emociones que hacía referencia a una teoría o pensamiento de Martin Heidegger que, por un lado, me medio descolocó, y por el otro, me volvió a recordar la importancia (en estos tiempos que corren todavía mucho más) de tener siempre presente aquello que dijo Sócrates de “sólo sé que no sé nada”. Y es que según las  diferentes teorías e investigaciones sobre la temática de las emociones que he ido leyendo, y confesando que al hacerlo había caído en la trampa de olvidarme de hacerlo con cierto punto de vista critico o de “desconfianza”, sin darme cuenta, había acabado por construir una realidad (ahora presiento que, seguramente, en parte equivocada) donde las emociones eran algo que tenía que ver casi exclusivamente con nuestro interior, con la manera como nuestro cuerpo informa a nuestro cerebro de la pérdida de homeostasis en relación con lo que le rodea, o lo que es lo mismo, que era lo de “fuera” lo que generaba nuestro estado emocional y éste a su vez la manera que finalmente tenemos de conducirnos o actuar.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , ,

Premonición

Una premonición, según algunos diccionarios no es más que una intuición o sentimiento que presagia un hecho futuro. De ahí que, de cara a lo que quiero explicar en esta entrada, tanto me da si la premonición es un “déjà vu” o paramnesia identificativa, una percepción inconsciente, una profecía autocumplida y que después acaba por promulgarse también de manera inconsciente, un sesgo de la memoria o una simple coincidencia. Hacia donde quiero ir, basta con la parte que dice “sentimiento que presagia un hecho futuro”.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , ,

Síndrome del Impostor

¿Has sentido alguna vez que eres un fraude personal y/o profesional? Si la respuesta es afirmativa, no te preocupes demasiado, porque has de saber que no eres el único, y que según la doctora Valerie Young, especialista en el tema, 7 de cada 10 personas lo han sentido en algún momento de su vida.

El síndrome del Impostor aparece cuando la persona siente que aquello que es, lo que ha logrado personal y profesionalmente, no ha sido gracias a las propias capacidades sino a la fortuna y que, por tanto, no es más que una inmensa mentira que en cualquier momento saldrá a la luz y será descubierta por los demás. Este es, en consecuencia, un sentimiento que suele provocar una intensa desazón en las personas que lo padecen. El miedo a ser descubiertas, a que en cualquier momento llegue alguien y les diga “pero, ¿usted realmente posee los conocimientos y las competencias para hacer lo que hace?”, hace que estas personas pierdan seguridad en sí mismas y, en lugar de estar centradas en aquello que llevan a cabo, lo acaben estando en no ser descubiertas.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , ,