La envidia es un sentimiento con más aristas de las que en un primer momento pudiera parecer. Si la miramos al “microscopio” veremos que la envidia se compone de carencia e injusticia y que suele generar cierto rencor, malestar e incluso, desafortunadamente, hostilidad. Sentimos envidia cuando creemos que alguien tiene algo que deseamos y además no merece y deseamos arrebatárselo (y si eso no es posible, que le suceda una desgracia y lo pierda). Esta es la peor de las envidias, la que acaba siendo patológica, la del perro del hortelano, la que siempre produce dolor, la que nubla cualquier capacidad de empatía y comprensión hacia el otro, la que enciende la llama de la hostilidad y quema todo a su paso.