Realidad virtual y supervivencia.

16.Realidad-Virtual¿Alguna vez te has planteado si el mundo objetivo, ese que está ahí fuera, existe tal y como lo percibimos? Y sobre todo, ¿alguna vez te has dado cuenta de la importancia que tiene una buena lectura de lo que está ocurriendo?

Resulta evidente que tanto los seres humanos como el resto de organismos nos relacionamos con nuestro entorno a partir de los órganos de los sentidos, siendo éstos y sus características específicas los que en realidad condicionan y determinan la manera como construimos cada uno de nosotros la realidad. Sin embargo, si miramos de ser precisos, debemos apuntar que en realidad quien configura el resultado final, el verdadero responsable de esa realidad última que da forma al mundo tal y como creemos percibirlo, no es otro que nuestro cerebro. Quizás por esto, algunos investigadores sostienen que los colores, los sonidos, los sabores, las texturas y los olores, junto con las distintas formas que percibimos, en realidad no existen como tales y que ni tan siguiera pertenecen al mundo real, sino que son nuestros sentidos, en concreto los distintos umbrales de percepción de éstos, junto con nuestro cerebro, los que los crean y nosotros, simplemente, nos convencemos de que existen, cuando en verdad sólo están en nuestro interior, y que por tanto solamente podemos hablar de realidad virtual. Sí, como la de las gafas esas que empiezan a estar tan de moda, pero en este caso, mucho más avanzada y sin embargo muchísimo más antigua. Tanto como nosotros mismos.

Debido a las limitaciones de nuestros órganos de los sentidos a la hora de percibir y a las limitaciones de procesamiento de nuestro cerebro, éste necesita confeccionar innumerables estrategias (que en realidad no son más que errores cognitivos), para poder dar cuenta del ingente volumen de información que nos llega del exterior y no acabar bloqueados. En realidad, son éstos ajustes innatos no sólo los verdaderos responsables de componer y dibujar los trazos, de colorear y dar forma en todo momento la manera como tenemos de ver, de percibir y de dar sentido a lo que ocurre no solamente fuera, sino también de determinar qué información guardaremos en nuestra memoria, para en un futuro próximo podernos desenvolver y hacer frente a los diferentes peligros que nos puedan acontecer.

Resulta por tanto evidente, que es un buen uso de dicha información, es lo que permite la supervivencia de un individuo y de su especie. Aquellos que se muestra incapaces de hacer una buena lectura de lo que presuntamente ocurre, o que lo hacen de manera errónea, acaban por dejar su vida en ello, sobreviviendo solamente lo más capaces. Sin olvidar, que dicha adaptación se ha ido configurando a lo largo del tiempo a partir de la necesidad de cada instante o situación. Aunque la lectura que hagamos de la realidad siempre será inexacta e incompleta, y posiblemente alejada de la realidad, dependerá de nuestra capacidad para detectar la manera como nuestro entorno vaya cambiando, y por tanto nuestras necesidades, la que determinará nuestro éxito o nuestro fracaso. Por tanto, lo que antes de ayer fue una percepción, una emoción adaptativa, hoy existe la posibilidad que haya dejado de serlo, que haya aparecido de pronto una nueva necesidad que nos lleve a cambiar el significado que tenemos de la realidad y a la obligación de configurar una de nueva que nos ayude a seguir prosperando y a no quedarnos por el camino.

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