Si alguien nos preguntase que es lo que limita nuestro yo de lo que no lo es, la mayoría de nosotros diríamos que es nuestro cuerpo, nuestra piel. La piel, el cabello, las mucosas de la nariz, la boca, el ano, los ojos… son lo que delimitan lo que somos del resto. Incluso cuando nos clavamos una espina, aunque ésta se haya introducido más o menos profundamente en nosotros, todos sabemos que la espina no forma parte de nuestro yo, sino que se trata de un cuerpo extraño, algo que más pronto que tarde nuestro cuerpo expulsará.