Quizás una de las cosas que más me sorprendieron cuando empecé a leer libros y artículos relacionados con las emociones fue la disparidad de criterios en conceptos tan básicos, tan primarios, como por ejemplo la definición de emoción. Bueno, quizás en este caso, el término sorpresa no sería el más correcto acostumbrado como estoy en que algo similar ocurra en la mayoría de ámbitos que estudia la Psicología. De hecho, podría decir sin temor a exagerar demasiado, que la Psicología viene a ser como la torre de Babel moderna de la ciencia. Un lugar en el que a pesar de que la mayoría comparte inquietudes similares, al mismo tiempo todos parecen empeñados en buscar las explicaciones cuan más dispares y alejadas mejor. Sigue leyendo