Archivo de la etiqueta: destrucción

Habitación de la ira

La “Habitación de la ira” es un servicio que algunas empresas ofrecen a aquellas personas que necesitan descargar su frustración rompiendo todo tipo de cosas. La idea consiste en sí, una persona necesita descargar su ira, en lugar de hacerlo en su entorno habitual y provocar daños a sí misma o a terceros, lo haga en un entorno predispuesto para tal fin. Basta con pagar más o menos en función del número de objeto que desees destrozar, una barra de hierro, y comenzar a dar golpes hasta quedar agotado o agotada. Así de simple y así de terrible. Soy consciente de que todos, en un momento u otro de nuestras vidas, hemos tenido arrebatos de ira, hemos pegado un puñetazo, hemos tirado un plato contra el suelo, o cualquier gesto por el estilo, con el objetivo de dejar salir esa rabia en forma de energía incontenible que nos quemaba por dentro. Sé positivamente que, una vez hecho, instantáneamente solemos sentirnos mejor. Pero, a fe de ser sincero, me cuesta comprender la necesidad de romper, de destrozar, y asociarla con un sentimiento de bienestar. Cierto que, una vez descargada nuestra frustración, nuestro sistema emocional responde haciéndonos sentir bienestar para avisarnos de que el peligro de mantener demasiado tiempo la ira retenida ha pasado. Pero de ahí a que nos cuente tanto gestionar nuestra ira que necesitemos imperiosamente hacer uso de una “habitación de la ira” … la verdad es que indica que algo en nuestra sociedad no va bien.

Sigue leyendo

Etiquetado , , , , ,

Bienestar destructor

47.Destructor.pngCaminaba el otro día de vuelta a casa cuando de repente la risa de un chaval captó mi atención. Era una risa de esas golosas, de las que cuando se escuchan uno sabe que nacen del puro gozo, del más absoluto disfrute. Por supuesto que curioso como soy en todo aquello que tiene que ver con las emociones y los sentimientos, rápidamente me giré con el objetivo de conocer cuál era el objeto generador de aquella risa. He de decir que lo que vi no me decepcionó, aunque sí que me sorprendió. La fotografía fue la que sigue: un chaval de unos 11 o 12 años, regordete, uniformado con las clásicas deportivas y demás ropa de marca, subido a un pedaleador verde, empeñado en hacer girar los pedales con los pies a sabiendas de que con ello lo estaba destrozando. Y es que tras cada pedalada, el ruido que producía el mecanismo, dejaba a las claras de que algo en su interior se estaba rompiendo. Sigue leyendo

Etiquetado , , , , , , ,