Habitación de la ira

La “Habitación de la ira” es un servicio que algunas empresas ofrecen a aquellas personas que necesitan descargar su frustración rompiendo todo tipo de cosas. La idea consiste en sí, una persona necesita descargar su ira, en lugar de hacerlo en su entorno habitual y provocar daños a sí misma o a terceros, lo haga en un entorno predispuesto para tal fin. Basta con pagar más o menos en función del número de objeto que desees destrozar, una barra de hierro, y comenzar a dar golpes hasta quedar agotado o agotada. Así de simple y así de terrible. Soy consciente de que todos, en un momento u otro de nuestras vidas, hemos tenido arrebatos de ira, hemos pegado un puñetazo, hemos tirado un plato contra el suelo, o cualquier gesto por el estilo, con el objetivo de dejar salir esa rabia en forma de energía incontenible que nos quemaba por dentro. Sé positivamente que, una vez hecho, instantáneamente solemos sentirnos mejor. Pero, a fe de ser sincero, me cuesta comprender la necesidad de romper, de destrozar, y asociarla con un sentimiento de bienestar. Cierto que, una vez descargada nuestra frustración, nuestro sistema emocional responde haciéndonos sentir bienestar para avisarnos de que el peligro de mantener demasiado tiempo la ira retenida ha pasado. Pero de ahí a que nos cuente tanto gestionar nuestra ira que necesitemos imperiosamente hacer uso de una “habitación de la ira” … la verdad es que indica que algo en nuestra sociedad no va bien.

No tengo muy claro la manera como nuestros abuelos, bisabuelos, etc., gestionaban sus frustraciones. Si miro los libros de historia, a primera vista, antes había más guerras que ahora, sistemas sociales poco democráticos y, aparentemente, bastante más represores que los actuales, así como una forma de vida físicamente mucho más dura que la nuestra, y quizás por ello no necesitasen una “habitación de la ira” como nosotros… Poco importa, en realidad, lo que me cuesta entender es que la gran mayoría de los seres humanos vehiculicemos nuestra frustración a partir de la destrucción. Intercambiamos la ausencia de satisfacer un deseo con la destrucción de aquello que nos rodea. Y digo yo, ¿no sería mucho mejor hacerlo a partir de la construcción? En vez de romper, crear. Así, a bote pronto, seguro sería mejor para todos. ¿Entonces? Quizás no sea posible por la necesidad de una acción-reacción rápida. No podemos esperar a descargarnos lentamente de todo eso que nos asfixia, y necesitamos, como un grito lanzando al infinito desde lo alto de un acantilado, dejarlo salir todo de golpe y rápidamente.

Sea como sea, si nos paramos a pensar un momento, si observamos una calle cualquiera, de una ciudad cualquiera, si nos detenemos y nos escuchamos durante unos segundos, igual llegamos a la conclusión de que algo va mal en nuestra sociedad. ¿Porqué la violencia y la hostilidad están tan a la orden del día? Y no me vale saber que, a la vez, haya muchas otras personas que en vez de destruir creen. La humanidad no debería estar compuesta al 50% de seres destructores y 50% de creadores. Ni un 70-30 resulta aceptable. ¿No deberíamos buscar formas alternativas de encontrar satisfacción, que destrozar una habitación y todo lo que ella contiene? Yo creo que sí, pero… si me paro un momento y observo la deriva que las cosas están tomando…, entonces, es cuando empiezo a ver las dificultades. Hemos sido educados, yo creo que, para mal, en la satisfacción rápida de nuestros deseos. Y, en consecuencia, todo aquello que se interponga en su consecución es entendido como una agresión. ¿Y cómo solemos responder ante un ataque? Desgraciadamente utilizando mal la emoción de la ira. Tristemente, poco queda más que decir, salvo seguir lamentándonos…

Etiquetado , , , , ,

Deja un comentario