Los seres humanos configuramos nuestro deambular por la vida mediante tres instrumentos: los pensamientos, las emociones y las sensaciones. Los pensamientos entendidos como una forma de lenguaje con nosotros mismos son propios de la especie humana. El resto de animales no mantiene un autodiálogo continuo. Simplemente existen. Sin pasado ni futuro. Viven en un eterno presente desde principio a fin. En cambio los seres humanos estamos continuamente pensando. Se estima que cada día tenemos más de 60.000 pensamientos. La mayoría inconscientes, pero todos ellos calan, todos influyen en nuestras acciones.
Los pensamientos y las emociones son vasos comunicantes que conforman la manera como nuestro cerebro cognitivo o neocortex y nuestro cerebro emocional o límbico se comunican entre sí. Sigue leyendo
La satisfacción es un sentimiento de bienestar que se obtiene en el momento en que logramos colmar o cubrir un deseo o necesidad. Evidentemente, la insatisfacción es todo lo contrario. La primera nos produce placer, la segunda desagrado o disgusto. Lo natural es que tendamos a favorecer todas aquellas situaciones que nos produzcan satisfacción y a evitar las que nos provoquen insatisfacción. Visto así, sería fácil pensar que los seres humanos normalmente adoptemos conductas que tiendan a favorecer sentirnos satisfechos, ¿verdad? Pues nos paramos a pensar con calma lo que realmente hacemos, me da la sensación que en realidad lo que hacemos es todo lo contrario: es mayor el tiempo que pasamos insatisfechos que satisfechos. 
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