Internet de la mente

39.InternetMenteLeía el otro día sobre la posibilidad de un Internet de la mente, una red mundial de cerebros conectados en la que se pudiesen descargar e intercambiar emociones. He de reconocer que la idea me sorprendió, pero que después, pensándolo detenidamente, me di cuenta que en parte, sólo en parte, era algo que hace tiempo que viene “haciéndose” mediante la música, el cine o una buena canción. Cualquiera de nosotros empatiza con el protagonista de un relato, comparte sus emociones, siendo ese posiblemente el secreto que hace de una película, una novela o una canción, éxitos mundiales. Sin embargo la idea de una Internet de la mente iría mucho más allá. No sólo se trataría de empatizar con las emociones del otro, sino que sentiríamos, viviríamos sus mismas emociones. Imaginad… con una simple descarga podríamos por ejemplo, sentir las emociones que vive un clavadista, 35 metros de salto al vació, o lo que sintió Iniesta al marcar el gol que le dio el mundial de futbol a España, o incluso emociones más cotidianas, como la de nuestra pareja después de un día complicado. El diferencial con lo que actualmente podemos hacer para ponernos en el lugar del otro sería impresionante. No empatizaríamos desde nuestra posición sino que estaríamos en lugar emocional del otro.

¿Qué repercusiones tendría una Internet de la mente? Así a bote pronto se me ocurren unas cuantas además de todas las referidas al ocio y la diversión… Estoy convencido que la mayoría de nosotros nos lo pensaríamos dos veces antes de acometer un proyecto que comportarse dolor a otra persona. No es lo mismo intuir el daño que nuestras acciones pueden conllevar, qué sentir el daño que producen en nuestra propia piel. Pero, ¿sería, por ejemplo, el fin de neocapitalismo? ¿El fin del totalitarismo y del pensamiento impuesto? Entendidos éstos como egoísmo extremo, como “no importa lo que les pase a los demás mientras yo siga ganando dinero o teniendo el poder”, probablemente sí, aunque no me atrevo a asegurarlo con rotundidad. Existe mucho psicópata suelto incapaz de empatizar con nada excepto con aquello que le produce placer y que parece sólo gozar con el dolor ajeno.

Poder contar con una Internet de esa guisa estoy convencido que comportaría muchos beneficios a los seres humanos. El principal: que nos haría realmente humanos. La empatía perfecta disminuiría las disfunciones de algunas emociones. Sentiríamos miedo sólo cuando fuese realmente importante para nuestra supervivencia. La vergüenza y la culpa cumplirían con su papel social sin alienar. No sólo compartiríamos la alegría de los otros, también la sentiríamos tal y como ellos la sienten. Mediante una simple descarga no sólo podríamos acompañar a los miembros de una expedición al Amazonas, al Everest, a la Atlántida, también experimentaríamos SUS emociones.

He enfatizado en “SUS” porque aquí estaría en mi opinión el problema. ¿Qué representaría para una persona dejar de sentir de manera individual para hacerlo de forma colectiva? ¿Cómo nos afectaría? Experimentar continuamente lo que los otros sienten posiblemente homogenizaría a los seres humanos. Pasaríamos del pensamiento único a la EMOCIÓN única. Todos sintiendo lo mismo. Todos con la posibilidad de experimentar las mismas cosas. Imaginad, si la globalización en la que vivimos es una realidad con simplemente una Internet “normal”, con una red de contenidos, ¿Qué tipo de globalidad comportaría una red emocional compartida y única? ¿Estaríamos más cerca de convertirnos en abejas u hormigas?

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