Mentalidad cangrejo

La mentalidad cangrejo o “cangrejos en el cubo” consiste en la necesidad de sabotear al otro cuando este parece tener más posibilidades de éxito que tú. La expresión surge del comportamiento de los cangrejos cuando son puestos en grupo en un cubo. Si están solos, la mayoría logra escapar sin dificultad. En cambio, cuando están en grupo, entre ellos se sabotean para impedir que alguno de ellos, individualmente, escape, entrando de esta manera en una competición que, en lugar de favorecer la supervivencia, consigue todo lo contrario.

Este sentimiento, o emoción, aunque cercano a la envidia o al despecho, no sería al cien por cien equivalente. Sin embargo, aun incapaz de encontrar un término (excepto el utilizado en el título) para nombrarlo, algo me dice que posee una entidad propia y diferenciada dentro de las emociones, y si buscamos su equivalente en los seres humanos, lo encontramos en aquellas situaciones donde alguien actúa con el único objeto de impedir que otra persona pueda lograr algo que él no puede conseguir. Es un “si yo no puedo conseguirlo, tu tampoco”, y a partir de aquí, el único propósito vital no es otro que el de impedir que otra persona llegue a donde nosotros no podemos llegar. Por tanto, trasladado a la psicología grupal, vendría a ser aquel comportamiento que lleva a un grupo a desvalorizar los méritos o logros de uno de sus miembros por el simple hecho de que el resto no sean capaces de igualarlo.

¿Te has encontrado en una situación similar? En mi caso, últimamente, me da la sensación de que en lugar de relacionarme con personas lo estoy haciendo con cangrejos. Que habito en un enorme cubo, de esos de fregar el suelo, rodeado de “semejantes” cuyo único objetivo en la vida parecer ser el de sabotear cualquier intento que hago de escapar de esta horrible realidad que nos está tocando vivir. Porque, sin darnos cuenta, estamos reinstaurando una especie de inquisición actualizada, inquisición 5G, podríamos llamarla, en la que en lugar de fijarnos en nuestros propios objetivos y enfocar nuestras energías en lograrlos, lo que hacemos es entorpecer el desempeño, la alegría y el poco o mucho optimismo que los demás puedan tener. Hoy día todo resulta criticable, censurable, cualquier acción, sin que importe demasiado si ésta es realmente incorrecta o alejada de lo socialmente aceptable. Basta con que represente una alternativa que permita a alguien desintoxicarse de las emociones tóxicas que el actual entorno conlleva, para que aparezca lo más deleznable del ser humano, haciendo que el único empeño sea el de reconducirme nuevamente al cubo del que intento escapar. Es como si con el dichoso coronavirus nos hubiésemos infectado también con otro tipo de virus, convirtiéndonos en enormes cangrejos. El problema es que, desgraciadamente, para dicho virus no existe vacuna ni medicamente alguno que acabe con él. Me da la sensación que forma parte de la condición humana. De igual modo que lo hacen emociones como el altruismo, pero desgraciadamente con un objetivo completamente inverso.

Dicen que un “enfermo” no puede curar si antes no es consciente de su enfermedad. He aquí el objetivo que me ha llevado a escribir la presente entrada. Obsérvate, escúchate, presta atención a qué tipo de conductas realizas y reflexiona. Comprueba si estás actuando o no como un cangrejo, y si descubres que sí, entonces despierta, reacciona y lucha con todas tus fuerzas para volver a ser un humano “normal”. Todos aquellos que te rodean te lo agradecerán. Te lo digo, más que nada, por experiencia propia. Ánimo que todos podemos.

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