Aunque la depresión sea una de las enfermedades mentales más frecuentes en nuestra sociedad, existe un tipo, la que conlleva el éxito, que es tan desconocida que, al apenas hablar de ella, acabamos convirtiéndola en más peligrosa que aquella otra de la que todos sabemos. Asociamos “depresión” siempre con fracaso, con un estado bajo de ánimo, con la tristeza extrema que comporta sentirse una mierda, con no poseer autoestima ni el mínimo atisbo de orgullo hacia uno mismo. La depresión modifica no sólo nuestra manera de comportarnos, también nuestros pensamientos, volviéndolos tan autolesivos que, en muchísimas ocasiones, acaba conduciendo a la persona que los tiene a desear suicidarse.