Archivo de la etiqueta: instintos

La vida es sensible

Vivir significa sentir. En esto no hay discusión. Ni científicos, ni no científicos. Sin embargo, parece que dentro del concepto de sentir sí que hay discusión cuando lo aplicamos fuera del ámbito del ser humano. Todos sienten, pero ninguno como nosotros. Los demás organismos son inferiores. Nosotros somos superiores. Y si no… entonces hacemos lo posible para que lo sean, incluso negándoles su capacidad de sentir…

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Memoria emocional

Desde siempre se nos ha dicho que construimos nuestra memoria a partir del impacto que tienen sobre nosotros las distintas vivencias que experimentamos en nuestra vida. Aquellas que representan un mayor impacto emocional, en principio, perduran durante más tiempo en forma de recuerdos. Las que menos, simplemente desaparecen o no son registradas.

A partir de lo anterior, se infiere que nacemos sin memoria, que la ésta es algo que se construye a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, de un tiempo a esta parte cada vez se habla más de la “memoria genética” que, por lo visto, es una memoria que vamos construyendo integeracionalmente a partir de experiencias comunes de nuestra especie, la cual se va incorporando en nuestro genoma transmitiéndose por lo tanto a nuestra descendencia. La memoria genética es, en consecuencia, una memoria que no surge de una experiencia sensorial propia, sino que lo hace de aquellas experiencias vividas como especie y que consolidarla puede representar una ventaja adaptativa o, lo que es lo mismo, mayores posibilidades de supervivencia.   

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Zanahorias

Todos los seres humanos necesitamos zanahorias. Retos en los que poder enfocarnos, y a partir de los cuales encaminar nuestra existencia y lanzarla hacía el futuro. Motivaciones, suelen llamarlas en los libros de Psicología. Objetivos, en lenguaje cotidiano. Sin zanahorias nuestra vida quedaría vacía. Sin sentido. Nos daría igual quedarnos quietos que estar en continuo movimiento. Seríamos como el resto de animales: nos moveríamos por instintos básicos, de supervivencia. Únicamente el hambre, la sed, el frío, el calor o la necesidad de procrear nos moverían a actuar. Sin embargo, para nosotros esto no resulta suficiente. Cierto que todo lo anterior tiene su importancia (grande o, como mínimo, mucho más de lo que, en ocasiones, somos conscientes), pero los seres humanos necesitamos más. Quizás sea el hecho de ser conscientes de que estamos destinados a perecer. Quizás sea el premio (o el castigo) que implica poseer cierta inteligencia superior, pero todos nosotros necesitamos pensar que dejamos y dejaremos huella, que nuestra vida tiene un razón de ser.

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