Entusiasmo

50.Entusiasmo.pngEl entusiasmo es esa fuerza, esa energía interior, que de repente nos inunda con su poder y que nos lleva irremediablemente a desear acometer determinada acción o conducta. Es por tanto esta una emoción activadora que nos saca de la quietud, de la tranquilidad que confiere permanecer en un estado reflexivo, que nos conduce a la excitación plena, al ansia insaciable por acometer nuevos retos que nos recuerden que estamos vivos y que somos capaces.

La emoción del entusiasmo es como un cruce de caminos donde coinciden emociones tan diversas, aunque no divergentes, como la admiración, el optimismo, la alegría, el orgullo y la felicidad. Contemplar con admiración las gestas ajenas enciende una luz en nuestro interior que nos lleva a movilizarnos, a seguir unos pasos que sentimos nos conducirán sin duda a uno de esos oasis de felicidad que de tanto en tanto acogen nuestra alma para recordarnos lo maravilloso que es estar vivo. Bajo la sombra del optimismo avanzamos sin miedos, liberados de cualquier atisbo de fatiga, hacia la consecución de cualquier objetivo marcado. Con paso firme, sin que un atisbo de duda nuble la luz que nos guía. Creemos que cualquier cosa es posible y nos lanzamos confiados y alegres a su conquista con la certeza que solamente inculca el convencimiento en nosotros mismos. En que los planetas, finalmente, han acabado alineándose para conformar una formación propicia, completamente favorable a nosotros. Anticipando orgullosamente lo que sabemos no será otra cosa que un nuevo éxito, un nuevo logro que nos elevará más allá de lo que ayer fuimos y de lo que hoy somos, para desembocar en un estado de bienestar interior como pocos hay en el reino donde reside la felicidad.

No hay futuro sin entusiasmo. Tampoco presente si nada nos impele a acometer nuevas travesías, nuevos territorios por descubrir. Sin entusiasmo en lo que acontecerá el pasado se difumina para acabar transformándose en una red que nos asfixia. Sin entusiasmo la vida deja de tener sabor, el tiempo se detiene y la encrucijada de caminos posibles se torna callejón sin salida, en “cul de sac” donde todo termina y ningún principio parece posible.

Motor de la motivación, energía vital intangible sin la que una simple piedra en el camino se transforma en empinada cordillera imposible de saltar, el entusiasmo es como un elixir de la eterna juventud, un extraño ser de tres cabezas en el que todas ellas, pasado, presente y futuro, se aúnan para centrarse en el aquí y ahora, con el firme propósito de acanalar nuestras diversas energías en una misma dirección. Y aunque cada uno de nosotros nos entusiasmamos por aspectos diferentes de la vida, el sentimiento es uno y el mismo, llegando incluso en ocasiones a ser altamente contagioso. Y es que hay pocas cosas que unan más que compartir entusiasmo. Sabernos acompañados, imbuidos por una misma fuerza, por un mismo propósito en pos de salvar los diferentes desafíos que la vida nos pone mientras la transitamos. Ante la presencia del entusiasmo desaparecen todos los miedos, no hay dolor que nos detenga, ni duda que entorpezca el paso firme hacia adelante. Si el entusiasmo está con nosotros la soledad y el cansancio huyen despavoridos para que la esperanza y la perseverancia ocupen su lugar. Y aunque es una emoción caprichosa, que viene y va y en demasiadas ocasiones se niega a quedarse mucho tiempo con nosotros, no debemos jamás olvidar que perder el entusiasmo es el primer paso a sentirse muerto en vida y que no hay nada más triste, más doloroso, que dejar de sentirnos vivos. Por eso resulta crucial ser conscientes de que aunque podamos tener temporadas sin su presencia, debemos tener siempre los ojos, la mente y el corazón abiertos ya que sólo así más tarde que temprano ésta acabará por presentarse.

Etiquetado , , , , , ,

Deja un comentario