El arte de pensar

39.Ruiz, José Carlos. El arte de pensar¿Cuándo fue qué la felicidad pasó de ser una emoción más a convertirse en ese “santo grial” que todos debemos encontrar? ¿Cómo fue que pasamos de una existencia “cotidiana” a una marcada exclusivamente por lo “emocional”? ¿Somos más felices nosotros que lo fueron nuestros bisabuelos? ¿Nuestros abuelos? ¿Nuestros padres?

Leo, escucho, observo, intercambio pareceres, y lo que impera a mí alrededor es predominantemente malestar. Pocas son las personas con las que me cruzo que parezcan o sean “realmente” felices. Todos tenemos problemas. Quien más o quien menos posee, con suerte, un grano que le incomoda (lo normal es que sean más que uno). Lo extraño no es eso, lo es, que creamos que siempre fue así. En todas las épocas, las personas que existieron sufrieron de sus “granos”. Sin embargo, hoy día, parece como si todos estuviésemos convencidos de esto sea lo anormal, una especie de castigo o maldición a la que cada uno de nosotros, individualmente estamos condenados o que alguien “superior” nos lo ha impuesto.

Pero, ¿qué es la felicidad? ¿Alguien es capaz de explicármelo? Y no me refiero a si la hemos sentido o no. En caso contrario ni yo estaría escribiendo esta entrada ni tú leyéndola. El problema de la felicidad es que hoy día nos la venden como si fuese un continuo, como estar caliente en invierno con sólo acercarnos a la estufa, cuando en realidad resulta inviable sentirse continuamente feliz. La propia esencia de la felicidad lo imposibilita al ser ésta más de momentos, de situaciones concretas, y no de largas etapas. Creemos que ser feliz es algo que una vez logrado, se mantendrá indefinidamente en el tiempo, cuando en realidad, la felicidad se escabulle con la misma ausencia de explicación que, en ocasiones se presenta.  Nos dicen que si nuestros pensamientos son positivos (es decir felices) seremos felices y, que si únicamente nos quedamos con la parte triste o fea de la vida, no lo lograremos jamás. Nos engañan haciéndonos creer que con los pensamientos, que con las posesiones o con las posiciones, conseguiremos alcanzarla, cuando en verdad la felicidad es más de actos, de conductas. Somos felices, nos sentimos felices, haciendo cosas y no tanto pensándolas. Es el hecho de llevarlas a cabo, de sabernos capaces, de estar experimentándolas, lo que nos procura felicidad. Es por todo ello que me cuesta tanto asimilar el concepto de “pensamiento crítico”. Mi experiencia indica hacia otro lado. En realidad me lleva a seguir el camino contrario. Es la ausencia de pensamientos lo que facilita la aparición de la felicidad. En cuanto pensamos, en cuanto racionalizamos el sentimiento, éste se va, desaparece. Porque la esperanza nos acerca a la felicidad mientras todavía creemos en ella, cuando acabamos de ponernos a esperar a que aparezca. En cuanto tarda, basta que se retrase un poquito, para que nuestras expectativas se vayan cuesta abajo, y lo que era un atisbo de felicidad, acaba convertido en frustración, o lo que es lo mismo; en sufrimiento.

De todas maneras, no me hagas mucho caso. Yo soy un simple, un ignorante que apenas si sabe de estas cosas. Pero si por casualidad la duda ha empezado a hacerse hueco entre todas tus certezas, hazme caso y haz cosas para los demás. Haz feliz a aquellos que te rodean, y casi te puedo asegurar, que cuando vengas a darte cuenta, encontrarás la felicidad a tu lado.

Ruiz,  José Carlos. El arte de pensar. Cómo los grandes filósofos pueden estimular nuestro pensamiento crítico. Editorial Almuzara, SL. 2018.

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