Si tuviese que elegir un don, una capacidad, yo personalmente escogería la de ser capaz de encontrar siempre la respuesta correcta con independencia del tipo de situación en la que me encontrase. Vivir con la certeza de que después del trabajo, tras el esfuerzo (no me vale eso de tener capacidades por la cara), el siguiente paso siempre sería el acierto, y con él la seguridad y tranquilidad que este suele comportar. Para mí no tiene precio la certeza que, hiciese lo que hiciese, el acierto me estaría siempre esperando unos pasos por delante, en un futuro libre de ansiedad, y con la conciencia plena de que todas mis energías por fin podrían estar enfocadas en el objetivo sin que gran parte de ellas acabasen innecesariamente desperdiciadas en hacer frente al desgaste que los miedos, el estrés y las diferentes inseguridades comportan. Sigue leyendo