Cada vez tengo más claro que lo que verdaderamente nos conforma, lo que nos determina y nos convierte en lo que somos, son nuestros deseos y la manera cómo tenemos de entenderlos y convivir con ellos o en su ausencia. Nos movemos por la vida guiados por la necesidad de satisfacerlos, a veces cegados ante su imposibilidad, otras a sabiendas de ello, pero siempre cargados con la gasolina o la fatiga que estos en ocasiones confieren, sin olvidar, pero, que sin ellos sólo resta el vacío y la nada más absoluta, como un túnel sin luz al final que nos aliente a continuar avanzando hacia la salida, pero a la vez, a sabiendas que aunque su presencia no siempre implica la panacea, tampoco su ausencia nos conduce al paraíso. Sigue leyendo →