Generalmente, cuando pensamos en cómo un psicópata es, lo vemos como un ser despiadado y carente de emociones. Estamos convencidos de que en los psicópatas (su principal problema, el que los convierte en seres incapaces de adaptarse socialmente), es su imposibilidad en cuanto a sentir compasión. Sin embargo, dicha visión es completamente equivocada. Tendemos a creer que todo el mundo empatiza, que todos somos capaces de sentir de igual manera y, por consiguiente, que lo acabamos haciendo. Cuando, en realidad, todos sentimos diferente pero, a diferencia quizás de lo que sucede con los psicópatas, la mayoría acabamos acompasando nuestros sentimientos a los de nuestro grupo de referencia para así adaptarnos mucho mejor a él. Necesitamos creer que todas aquellas personas cercanas a nosotros sienten como nosotros, de lo contrario el poder compartir, socializar, confiar, resultaría imposible. Ese es nuestro error cuando evaluamos la manera de funcionar emocionalmente de un psicópata: creer al mismo tiempo que siente diferente y que no siente.