Las normas regulan la manera como debemos comportarnos. Determinan nuestras conductas adaptándolas al grupo de pertenencia permitiendo así una mejor convivencia al favorecer el acuerdo e informar de los derechos y obligaciones de cada uno de sus miembros. Porque si nos paramos a pensar, las normas están con nosotros desde el instante primigenio, ese mismo en el que dos individuos decidieron compartir su existencia y dejar de estar solos. Con independencia de su horizontalidad, posibles jerarquías y demás zarandajas. Y es que la importancia de las normas no reside únicamente en reglar y condicionar comportamientos. Las normas tienen, incluso me atrevería a aventurar, funciones más importantes aún. Sigue leyendo