Archivo de la etiqueta: sufrimiento

Pasión versus Obsesión

¿Cuándo una pasión se convierte en obsesión? ¿Existe realmente un paso fronterizo que separa ambas emociones o en realidad no existe diferencias entre ellas? Vayamos por partes… La séptima acepción del RAE define pasión como: “Apetito de algo o afición vehemente a ello”, mientras que la segunda acepción de obsesión reza: “Idea fija o recurrente que condiciona una determinada actitud”. Si juntamos las dos, quedaría algo así como: “Afición vehemente que fija nuestras ideas condicionándonos a una determinada actitud”. ¿Seríamos capaces entonces de diferenciar pasión de obsesión? Difícilmente, porque ambas están tan cercanas al deseo, que si hiciesen las veces de sol, acabaríamos achicharrados por su “calor. Sin embargo, la obsesión resulta fácilmente reconocible al estar contaminada negativamente. Queramos o no, la obsesión posee un significado peyorativo. Porque, al hablar de obsesión, sin darnos cuenta, asociamos su significado al de patología, cuando, en realidad, no siempre es así. Si le decimos a alguien que está obsesionado con la pintura, resulta muy distinto a si lo que le decimos es que es un apasionado de la pintura. Cuando, posiblemente, en la mayoría de los casos queramos decir la misma cosa.

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Ira sorda

38.IraSordaUna de las principales manifestaciones de la emoción de la ira es la de su prima hermana la agresividad. Ante una situación que provoca nuestra ira, podemos responder de manera directa, mediante por ejemplo insultos, de manera indirecta, esparciendo rumores sobre aquel hacia el que sentimos ira para que se vea perjudicado de manera indirecta, y finalmente la manera pasivo-agresiva. Ésta última sería la ira sorda, porque a diferencia de las dos anteriores surge y provoca sus nefastos efectos sin necesidad de dejarse ver. Sigue leyendo

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Ponerse en lo peor…

17.EnloPeor.pngDejando a un lado la dicotomía optimismo / pesimismo, la cual englobaría diferentes factores que no vienen al caso, me gustaría reflexionar sobre la razón por la que las personas estamos divididas en dos bandos: aquellas que ante un determinado escenario se posicionan en lo peor, y las que por el contrario, suelen estar plenamente convencidas que pase lo que pase todo saldrá bien. Si analizamos ambas situaciones en relación al concepto “salud mental”, no hay duda posible: creer que siempre nos sobrevendrá lo mejor alienta la aparición de emociones como el miedo, el estrés, la tristeza, la ansiedad, la angustia y un largo etcétera, todas ellas por supuesto en su versión más patológica y disfuncional. Sigue leyendo

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Postverdades Emocionales

06.Conangla, M & Soler, J. - Postverdades Emocionales.jpgCada uno de nosotros, del primero al último, estamos plenamente convencidos de que poseemos un YO propio, diferenciado del de los demás, estable en el tiempo y con capacidad siempre de mejora, es decir, de ir añadiendo aquellas cosas que otros yoes poseen y que creemos enriquecerán el nuestro al incorporarlas. Casi ninguno por el contrario, nos apercibimos de que vivimos en un continuo y continuado engaño emocional. Que transitamos investidos de unas enormes anteojeras, como se hacía con los burros antaño para lograr que siempre siguiesen el camino marcado. Y cuando algo sale mal o nos caemos por uno de esos desfiladeros que la vida siempre acaba por presentarnos y que conforman nuestro aprendizaje, entonces solemos culpar a la sociedad de nuestra ceguera. Sigue leyendo

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El yo malévolo

04.Malevolo.pngNos pasamos gran parte de nuestra existencia convenciéndonos de que sólo somos uno, un único yo que transcurre a través del tiempo de forma invariable e inalterable. Nos engañamos pensado que nuestro yo actual apenas si se diferencia del que fue ayer y que prácticamente permanecerá igual al que seremos mañana. Vivimos instalados en un sesgo permanente, beneficiario de una memoria que apenas si recuerda esos cuatro instantes emocionalmente importantes que nos conforman como individuo al creerlos también impermeables al paso del tiempo y a las nuevas emociones. Estamos convencidos que la voz que resuena y dirige nuestros pensamientos es siempre la misma, cuando en realidad varía tanto como el viento en un día de otoño a la orilla del mar. Sigue leyendo

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Sonríe o Muere

02.Ehrenreich, Barbara - Sonríe o Muere.jpgVivimos en la era de los emoticones, de las sonrisas a tutiplén, donde todo parece tan hermoso, que nadie parece extrañarse que apenas parezca haber ni rastro de felicidad. Un lugar donde el dolor se oculta a los demás ya sea por vergüenza o por no molestarles. Donde la queja ha dejado de asociarse con el dolor, sufrimiento o malestar que siente el otro, para acabar haciéndolo con la ira, la frustración, o lo que es aún peor, con la debilidad. Aquello de “los niños no lloran” que a alguno de nosotros nos decían de pequeños para evitar que llorásemos y poder así pasar página rápidamente, no sólo no hemos sido capaces de erradicarlo por absurdo e injusto, sino que hemos sido tan obtusos como para ampliarlo exportándolo a máximos, llevándonos de este modo a enjuiciar el dolor ajeno como una táctica dilatoria en forma de excusa para evadir las propias responsabilidades y poder así encasquetárselas a otro. Sigue leyendo

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Miedo a ganar

01.MiedoGanar.pngEl miedo acontece cuando sentimos que podemos perder alguna cosa que nos pertenece o que forma parte de nosotros, ya sea la propia vida, un objeto, una persona o una posición. Es ésta una emoción básica que tiene como principal función activar todas nuestras alarmas en pos de prepararnos para adoptar las conductas necesarias que nos pongan a salvo, a nosotros, a los que amamos o a nuestras posesiones. Existen distintos tipos de miedos. Entre ellos, sin embargo, podemos encontrar uno que parece distinto a los demás: el miedo a ganar. Sigue leyendo

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El orden del tiempo

38.Rovelli, Carlo - El orden del tiempo.jpegEl tiempo, ese compañero silencioso que ha estado a nuestro lado desde el principio y que lo estará hasta el final. El único fiel. Lealtad despiadada que nunca descansa, que siempre continúa avanzando impertérrito, sordo a nuestros llamados para que en ocasiones se detenga o  pase presto. Ese, que de tanto permanecer junto a nosotros  creemos conocerlo hasta que de repente alguien nos pregunta sobre él. Es entonces cuando descubrimos que lo poco que sabíamos no era cierto, que esos atributos suyos que tanto nos interesan, el pasado y el futuro, en realidad no lo adornan y que somos nosotros los que vamos pasando y no él.

Seguramente, la primera idea que se nos viene a la cabeza cuando pensamos sobre el tiempo es la imagen de un reloj. Da igual del tipo que sea, cada uno según la época en la que le ha tocado vivir o sus preferencias, imaginará un reloj de sol, uno de arena, cuadrado, digital, redondo, de cuco o allá arriba en la torre de la plaza mayor, pero todos creemos a pies juntillas que esto siempre ha sido así. Sigue leyendo

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Teoría del Appraisal

35.Appraisal.pngLos seres humanos tendemos a autoconvencernos de que en general las cosas siempre permanecen de la misma manera. Invariables. Es la forma que tenemos de darle continuidad a nuestra vida, que el personaje principal de ésta siga siendo el mismo, inmutable desde el segundo cero en que empezamos el relato que explica nuestra historia. Tendemos a creer que utilizamos continuamente la misma manera de valorar lo que nos sucede. Llamamos alegría, tristeza, miedo o ira, a los sentimientos que en distintos momentos temporales sentimos sin caer en la cuenta que no se trata de ni de las mismas alegrías, ni de las mismas tristezas, ni el miedo o la ira que sentimos hoy tiene nada que ver con aquel que tuvimos hace un mes, un año o una década. Sigue leyendo

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Matices

19.Matices.pngEl lenguaje está lleno de pequeños matices que no siempre somos capaces de captar. Unas veces por falta de atención (ocupados en intentar ver el sol, somos incapaces de discernir el color del cielo), otras por desconocimiento (si no sabemos que algo existe nos resulta imposible poderlo ver), lo cierto es que en muchas ocasiones determinados significados pasan a través de nosotros sin que seamos capaces de retenerlos. Y solamente la casualidad o el leve aleteo de una mariposa en la otra parte del planeta, permite que de repente, sin estar previsto, cambiemos el punto de vista, el foco con el que siempre iluminamos aquello que nuestros ojos contemplan, y consigamos veamos lo que hasta ese preciso instante nos resultaba invisible por completo. Sigue leyendo

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