Archivo de la etiqueta: tranquilidad

El Miedo

Somos nuestros miedos. Nada más. Nada menos. Desde el mismo instante en que nacemos nuestros miedos nos acompañan. Construir unos u otros depende de nosotros, pero sin que, al mismo tiempo, podamos hacer gran cosa para realmente cambiarlos. Sin sentido con sentido. Sabemos a qué tenemos miedo. Sabemos por qué sentimos miedo. Pero, a pesar de todo, pocas veces somos capaces de gestionarlo cuando éste es de verdad, cuando su solo atisbo de presencia provoca que todo cambie y que acabemos girando, exclusivamente, a su alrededor.

El miedo es la vida misma. Todo es susceptible de provocarnos miedo. La diferencia únicamente está en que hay miedos a los que nos hemos acostumbrado, miedos que, de tanto repetirse, afortunadamente han dejado de surtir su desagradable efecto. Miedos transformados en aprendizaje que permiten que únicamente nos rocen, casi sin tocarnos. Miedos de los que resulta imposible escapar y miedos con los que no queda otra que convivir. Porque nosotros, los humanos, a diferencia de lo que sucede con el resto de animales, nos construimos alrededor de nuestros miedos. Nos envolvemos con ellos. Y mientras que en el caso de los animales el miedo únicamente consiste en un mecanismo de defensa, una alerta que les permite (en ocasiones) disponer de un tiempo mínimo suficiente para reaccionar, en los seres humanos el miedo, además, viene dictado por ese otro yo que desde el segundo uno de conciencia nos acompaña para únicamente abandonarnos en el último instante, el mismo que antecede al sueño eterno que conlleva toda muerte. Es el precio que nos toca pagar por poder imaginar, porque toda suma contiene en su interior una resta y viceversa.

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101 Cuentos Zen

Una explicación extremadamente sencilla de lo que es el Zen seria la siguiente: forma de meditación que a partir de la propia toma de conciencia intenta conseguir armonizar el cuerpo y el espíritu. Siendo tremendamente simplistas, podríamos decir que la filosofía Zen busca centrar nuestra atención en lo verdaderamente importante, intentando dejar de lado todo aquello que no sólo no aporta, sino que nos impide focalizar nuestra atención o nuestros sentimientos haciéndonos perder nuestro equilibrio interior y exterior.

Solemos confundir, y aquí me incluyo, filosofía Zen con despego o ausencia de emociones, cuando en realidad esto no es del todo así. Un maestro Zen no creo que sea una persona insensible a lo que la rodea, sino que es alguien capaz de discernir lo que tiene valor de lo que no lo tiene o, capaz de desprenderse o dejar de lado aquello que resta valor, que, en vez de sumar, nos resta convirtiendo en tóxica nuestra existencia.

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The Moral Psychology of Anger

Tendemos a considerar que las siguientes emociones son, sino la misma, tan próximas, que se suelen confundir o nos cuesta bastante diferenciarlas. Sin embargo, la rabia, el ultraje, el odio, la furia, la indignación, la irritación, la frustración, el resentimiento, la irritabilidad, la impaciencia, la envidia, los celos y la venganza poseen características propias que las hacen diferentes, teniendo únicamente en común que todas parten de la emoción de la ira. Quizás, la razón de esta confusión resida en que actualmente el concepto ira no posee el mismo significado que tenía para nuestros antepasados. Hoy día le aplicamos la etiqueta” ira a cualquier mínima frustración que nos altera emocionalmente y que nos saca de esa especie de homeostasis en la que generalmente creemos estar anclados.

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Definiendo la sorpresa

La emoción de la sorpresa es, quizás, una de las que más posibles distintos significados tiene. Cuando hablamos de la no solamente no siempre nos referimos a ella desde el punto de vista de aquello que acontece improvisadamente. A pesar de que la sorpresa suele comportar una alteración del habitual equilibrio, éste casi nunca se parece al resto. El cambio de homeostasis puede producirse por tantos motivos distintos, que resulta harto difícil definir una emoción que la única regla que admite es que suele acontecer sin avisar. Y, a veces, incluso también ésta se acaba saltando.

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Congoja

48.CongojaTodos tenemos o deberíamos tener un hombro en el que apoyarnos cuando las cosas no salen tal y como habíamos esperado. Un amigo o amiga especial que siempre esté cuando las cosas vayan mal. Alguien en quien refugiarnos y esperar a que la tormenta pase y el sol vuelva a brillar. En mi caso más que una persona, que también, es la casa de mi prima Angustias, la cual está situada en un pequeño pueblo en medio de la nada más absoluta llamado Congoja.

Nada más entrar en el pueblo de Congoja, lo primero que ves es la casa de mi prima Angustias con su característica forma de barco invertido y rodeada de ese jardín tan diferente, extraño me atrevería a decir, donde la vegetación te envuelve. Sigue leyendo

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