Ciencia de las emociones

22.Fros Campelo, Federico. Ciencia de las emocionesNuestro cerebro es una máquina maravillosa que tiene como principal función crear la realidad en la que después nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y nuestros sentimientos habitarán durante toda su existencia. El alimento básico de nuestro cerebro son los inputs que va recibiendo mediante nuestros sentidos. La manera como dichos inputs le afectan, acaba configurando esa realidad que cada uno de nosotros tiene y que inocentemente creemos que es la misma de aquellos que nos rodean.

Cada cerebro construye una realidad particular. Subjetiva. Hecha a medida a partir de los diferentes impactos que va recibiendo. Ladrillo a ladrillo va levantando un mundo basado en creencias que cada vez resulta más difícil cambiar. De hecho está configurado para revelarse a los cambios. Cambio significa inconsistencia, ignorancia, inseguridad, y a nuestro cerebro le gusta tenerlo todo bien atado, sin que ningún fleco quede suelto y más tarde nos ocasione un disgusto debido a su comportamiento inesperado. De ahí que todos seamos reacios a cambiar una creencia una vez la hemos convertido en costumbre. Poco importa que ésta sea cierta o equivocada. Una vez que pasa a formar parte de la biblioteca de hechos que nos conforman, hacemos todo lo posible para impedir que otra venga y la sustituya. Y la forma de hacerlo es mediante la emoción de la incomodidad. Nos disgusta descubrir que aquello que hasta hace un momento explicaba buena parte de nuestra realidad, de repente no coincida, diverja y nos obligue a volver a empezar a construir una “obra” que pensábamos teníamos finalizada. Disonancia cognitiva es como los psicólogos denominan a esta situación, y su principal característica es que cuando se produce nos genera dolor en forma de enojo, irritación, sorpresa, perplejidad, ofuscación, desagrado. No nos gusta que una nueva realidad distinta a la nuestra venga a contradecirnos. De hecho no sólo no nos gusta, en realidad nos disgusta.

El abanico de emociones con que estamos equipados son las herramientas con las que nuestro cerebro va construyendo esa realidad en la que tan a pies juntillas creemos. La mayoría vienen prefijadas de fábrica, aunque no completamente cerradas. Las restantes se van configurando en función de cómo sea el entorno en el que nos movemos. Su objetivo: asegurarse de que las cosas son tal y como nuestro cerebro ha decidido que sean. Todas ellas conforman una necesidad de certidumbre que en caso de no correlacionarse con lo que nuestros sentidos nos informan que pasa fuera de nosotros, hacen que nuestra existencia se convierta en una especie de tortura en ocasiones imposible de soportar. Nuestro cerebro tiene la necesidad absoluta de poder anticiparse a lo que ocurre fuera. Si percibe que no lo está consiguiendo, nos lo hace saber mediante el dolor o la falta de bienestar. Si todo va como él ha predicho, aparece la felicidad en sus diferentes graduaciones.

Por tanto, en cierto modo, el bienestar vendría a ser la confirmación de que la dictadura que impone nuestro cerebro a nuestro cuerpo no se ve comprometida. Es lo que tiene construir la realidad en función de los sentimientos que nos genera nuestro transitar por el mundo exterior. El precio que debemos de pagar para ser capaces de cambiar todas esas creencias establecidas y podernos sorprender. Un precio, en ocasiones, doloroso de pagar…

Fros Campelo, Federico. Ciencia de las emociones: Los secreto del cerebro y sus sentimientos. Penguin Random House Grupo Editorial Argentina. 2018.

Etiquetado , , , , , ,

Deja un comentario