Otro de los efectos que he observado tras la pandemia ha sido una especie de zombificación emocional en mucha de la gente que me rodea. No es que los vea (y me vea) vagando por el mundo como muertos en vida, pero sí que tengo la sensación de que determinadas emociones se impuesto al resto, zombificando nuestro sistema emocional. En concreto, según mi percepción, han sido tres las emociones que se han impuesto a las demás llegando incluso a anularlas: la tristeza, la ira y la alegría (esta última en forma de necesidad perentoria por recuperar lo antes posible todos los momentos de satisfacción perdidos durante este tiempo).